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ensayo enCafe Naranjo

Sombras en 3d. Yo y el destino de la nación.

En Café Naranjo publicamos el ensayo, «Sombras en 3d. Yo y el destino de la nación», por José Alberto Nápoles Torres.

(Parte I)

En heredades (“Premio hermanos Loynaz 2022”) ya no hay presencia de simulacros para participar de un discurso homogéneo, donde se controla las diversas vías de la identidad. Una identidad que ha sido construida desde una única instancia de poder. Esta vez el conjunto de poemas, al que he tenido acceso, se aleja del conformismo lingüístico, sintáctico y dinamiza una semántica que hasta ahora estaba contenida a tópicos universales y expresiones soterradas. Los poemas del poeta, Jorge García Prieto (1979), captan la realidad a través del cuerpo, de los recuerdos, de una historia ficcional, que relata la veracidad no dicha. La referencialidad predomina en el conjunto; al poeta le interesa la subjetividad de sus sujetos poemáticos, pero más que esto, le importa apropiarse de esa realidad-realidad que toma forma en las fotos, en los rituales familiares para conservar la memoria, la unidad emocional de los allegados, que son sujetos marginales, desechables, sujetos con altas probabilidad del sufrimiento y de acción para la subversión simbólica. Jorge G. junto a Javier L. Mora (1983)-Examen de los Institutos Civiles (2012)-  son productores simbólicos de la inversión (como otras poéticas, otros (as) poetas (as) que aparecen en el panorama cultural de la década de los ochentas del siglo XX). Estos son la contrapartida de un discurso dominante y a veces propiciadores de asimetrías en los campus literarios, y màs ,en la realidad que por naturaleza permanece en contante integración y desintegración. El sujeto poemático/los sujetos poemáticos exponen(n) la otra dimensión del simulacro: por una parte, las instancias del poder, y por otra la capacidad de simulación de los sujetos para con-vivir, sobre-vivir, sub-vivir en convenio a sus praxis existenciales, que no siempre concuerdan con el lenguaje y los acontecimientos múltiple y extraño de la revolución.

García Prieto y la revolución van de la mano, si se piensa en la categoría dialéctica de la unidad y la lucha de los contrarios o de los contrarios que ya no luchan como una unidad sino como una multiplicidad. Y, es esta idea la que abunda en el poemario de García Prieto: la multiplicidad de voces, de dolores, de desengaños, de equívocos, que nadie se atreve o pocos se atreven a decir; y menos, mediante la poesía.

Sus poemas cuyos anclajes nacen del dolor, y la estructura de la vida cotidiana van en dirección contraria: no hay simulacros, solo la historia universal del cubano desde sus propios orígenes como tal.

El grupo de textos anula el lenguaje de la realidad como enmascaramiento (Bibiana Collado Cabrera Universidad de Valencia, 2012). Prieto re-escribe la identidad, desvela otros sentidos a la historia oficial. Escribe nuevamente sobre los mismos tópicos de la tradición de la literatura cubana, pero añade una sinceridad sin igual que recuerda a aquel texto de Jorge Mañach, en 1927.

García Prieto quiebra e intenta quebrar el paradigma estético hegemónico, con él, la escritura/lectura, es objeto de subversión permanente, propio de las funciones de la literatura. Representa la realidad subjetiva y la realidad objetiva. No hay demasiada novedad (esta idea es provisoria, considero la necesidad de otras lecturas acerca del autor en cuestión) en lo que leo, pero si demasiada honestidad materializada en una buena literatura. Y, se conoce las sutilizas que existe entre poesía y las circunstancias sociales donde la primera generalmente sale mal parada. En este caso, no ha sido así. La poesía de los ochenta, de los noventa (siglo XX) y de principio de siglo (XXI) han sido coherente con la verdad (téngase presente la complejidad etimológica del vocablo) añadiendo temas y estructuras diversas que hasta entonces estaban anquilosadas.

Su producción preocupa, cuestiona la realidad del hombre, refleja el entorno tenso de las relaciones entre el poder, y las rutas de la felicidad.

El libro de las clientas (2005), de Reina María Rodríguez, en uno de sus textos desliza (como todo buen hallazgo) una imagen e idea al mismo tiempo: escritura como cicatriz -―siempre había algo herido‖-; el problema de la percepción y la representación -―ojos acostumbrados a mirar a través de un calado.

La escritura como cicatriz, es ahí, una clave del poeta, la escritura empujando el límite, los límites de la existencia, que no solo ocurre en el tiempo, en el espacio, también sucede en el espíritu.

Alberto Abreu, en su ensayo Los juegos de la Escritura o la (re)escritura de la Historia -Premio Casa de las Américas 2007 de ensayo artístico-literario-, así como Bibiana Collado Cabrera (Deshaciendo el lenguaje: Reina María Rodríguez y la poesía actual) coinciden en que para la década del ochenta del siglo anterior se produce la crisis en el sistema de los signos y por tanto de la ideología y las grandes totalidades. El monismo llegará su fin. O, casi había llegado a su fin, porque ahora aparece Jorge García Prieto recordando de la multiplicidad socio- simbólica de la vida y de la propia sociedad, de la marginalidad re-vitalizada, de los bordes confusos y no declarados como grato o no gratos.

El conjunto que leo y re-leo en mi derecho como lector, una y otra vez, re-afirman la poesía de García Prieto una literatura como cicatriz… donde se pone al descubierto las diferencias y las oposiciones, los intersticios de la sociedad, el debilitamiento de las lógicas que no alcanzan para satisfacer los sujetos históricos de la felicidad, que están presentes en el poemario (en los diez textos a mi alcance).

Los sujetos poemáticos responden a una totalidad densa que no se permite que las partes tengan la misma función que el todo. Por lo tanto, estos están sometidos a un engranaje intangible, que no disponen de ciertos grados de libertades. Un elemento, a tener en cuenta, para la validez del poemario (el fragmento evaluado) radica en esa voz por oposición, esa voz (otras voces) que se escucha en los textos dejándose ver, sentir, las relaciones intersubjetivas de los marginados, los periféricos, los desplazados hacia el centro o hacia el exterior.

En sus poemas, ya no existe el atisbo de una nación confiando en un destino especial pronosticado por el pensamiento homogéneo o predominantemente homogéneo. Persiste la re-visión de generaciones de sociólogos, historiadores, críticos literarios, literatos: poetas, novelistas, dramaturgos, ensayistas, otros. Una re-visión honrada donde expone/representa desde la ficción lo cubano en sus múltiples manifestaciones y designaciones, por ejemplo: cubanidad, cubanía, cubanismo, cubaneo. Lo cubano, siempre presente en las diferentes generaciones cuya preocupación central ha sido su estudio. Recuérdese a salvador Massip (con aquello de “los factores geográficos de la cubanidad”), Fernando Ortiz que escribiera los factores humanos de la cubanidad y destacará la condición singular, la condición del alma cubana como un complejo de sentimientos, ideas y actitudes, así como  a Elías Entralgo, que, también, agregaría otros enfoques sobre una “personalidad cubana” y una “etiología nacional”, Jorge Mañach, Salvador Bueno, Cintio Vitier discernía un modo de ser cubano basado en rasgos distintivos  de la peculiar sensibilidad y actitud  con relación a la isla y al mundo.

Y Jorge García Prieto, desde la poesía, también hará al respecto, como las generaciones anteriores. Pero, quizás, desde el Decadentismo, entiéndase al sujeto lírico atrapado en su cotidianidad, sumergido en una necesidad permanente de satisfacer sus metas, casi siempre inalcanzables; una adversidad, lo exterior interviene en el sujeto produciendo, lo ya dicho: el/los conflictos(s), los traumas y las inconclusiones del cubano, parecen ser sujetos caídos, en derrotas consuetudinarias. García Prieto, también, incorpora a los textos esos rasgos existencialistas: la mirada extraña hacia el exterior, lo ontológico a través de una reflexión del ser, constátese lo anterior en el siguiente poema:

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Encima del implante hay demasiado quinto mundo.

Uno está pobre de aparatos…

un parche de isla en cada hueso

el esternón bloqueado en las dos puntas

y los viejos aún vivos sobre el colchón nupcial.

Cuando ambos se mueran dejaremos el catre.

La herencia es esa cama

las manchas sin nacer.

Muchaches….

Ya se exilió hasta el chivo.

¿Lo han visto masticar la mejor hierba

la hierba de estación?

Si lo ven lo saludan desde mi destemplanza

le dicen que mastique

que no se me atragante

que pronto tendré cama donde reír decrépito

que estoy mejor que nunca

que estudié algo tremendo

pero perdí los dientes.

Nótese la paternidad, el ciclo natural de una familia y sus heredades; la familia, su historia desde una subjetividad ignorada por la macrohistoria que se construye (n) la(s) nación (es), léase por ejemplo el siguiente texto donde coinciden dos enfoques diferentes, la nación y el sujeto marginado:

Comenzamos vendiendo la niñez que colgaba en los estantes

el machete del abuelo, la cajita

(de galletas) donde abuela lloraba las fotos más antiguas.

Cuando vendimos las lámparas ya habíamos gastado los candiles.

Cuando pusimos precio a los colchones

no quedaban espigas que soñarnos.

Vendimos todo lo que podía arrancarse

menos el televisor (¿cómo respirar sin las noticias?).

En las noticias, la niñez tiene los dientes luminosos,

abuelo blande la victoria en su machete,

abuela destapa una lata de galletas

y el olor de la vainilla desconjuga el aire.

En las noticias, hay una cama donde tenemos sitio

y cada noche

como en la mejor de las orgías nos tendemos

sin tiempo ni oquedad

hasta saciarnos.

Un texto que posee, otras lecturas, además, de las anteriores: la presencia de la ironía, del cuerpo como sitio donde ocurre la historia de la nación, las sensaciones como recurso de resistencia; las relaciones sociales siempre tensas, los silencios, la resistencia como estrategia, la memoria como estrategia, el descubrimiento angustioso del devenir: incierto.

Desde lo intrascendente, de la nada cotidiana (o algo parecido como la monotonía, el des-sueño, la incoherencia entre el poder y los desechables, la manipulación de lenguaje para ocultar los acontecimientos de la realidad); la perdida de ciertos valores que puedan aglutinar los mecanismos intersubjetivos; el poeta, los diversos sujetos que componen los poemas se alejan de la virtualidad de la nación y ahondan en la sustancia de la nación que tiene su anclaje en lo intrascendente; y se conoce que esta tiene expresión en la vida cotidiana, unidad socio-cultural-histórica necesaria para el hombre.

Mira lo desechable, lo que pertenece a lo cíclico natural, pero que no ingresa a los contenidos consciente de la felicidad. La felicidad del cubano responde a la manifestación material asociada al cuerpo y a la mente, a la vez que a la búsqueda espiritual que se puede re-conocer mediante la literatura, o en general, mediante el arte, la religión y diabólicamente a través de la política.

García Prieto no escribe literatura política, sino la pulsión de un tiempo en devenir y presente. El Decadentismo (voluminoso libro Paraninfos. Muestrarios, ensayo, historización y augurio de las rupturas a través de un siglo y cuarto de poesía, de los escritores e investigadores Raydel Araoz y Mercedes Melo Pereira,2017, donde se recoge a pie de página una nómina prudente de poetas que expresan ciertas características al respecto, como Rolando Sánchez Mejías. Reina María Rodríguez, Alberto Pérez, Ismael Gonzales Castañer y tantos otros), que por cierto es un término necesario, para este trabajo, pero no resume (bajo ningún modo) la obra del autor en cuestión. Este escapa a cualquier encasillamiento de los estudios literarios. Lo importante, que ese decadentismo, que percibo, persiste en la actualidad, en otros escritores notables como, Aymara Aymerich (El cabaret de la existencia, 2004), Rito Ramón Aroche (El libro de los colegios reales,2005), Caridad Atencio (Notas a unas notas sobre L.A.,2005).

Como se dijo, acerca del conjunto de lo leído, las heredades, encaja muy bien, en la des-ilusión del hombre en la cotidianidad, donde este en su re-interpretación, lejos de los círculos del poder, piensa y siente la realidad de un modo singular y por eso, con más probabilidad de hallar ciertas verdades no dichas, ni vividas por los centros generadores de discursos, praxis y devenires del cubano/cubensi.

Has leí, «Sombras en 3d. Yo y el destino de la nación», por José Alberto Nápoles Torres. En el Blog Café Naranjo, encontrarás algunos artículos como este, te invitamos a lerlos y a compartir el texto en las redes sociales, estamos muy agradecidos.


José Alberto Nápoles Torres

José Alberto Nápoles Torres (la Habana,1974).

Poeta, ensayista e investigador. Dirige el proyecto La casa artemiseña de la décima. Licenciado en Educación.
Reseñas, ensayos y otros textos suyos aparecen en innumerables revistas y antologías cubanas y extranjeras. Es Miembro de la Uneac.


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